Seguirás siendo Marzo.
Empezar con lo que no existe es lo más importante, dijo B mientras hablaba de escribir ficción. Antes era un sueño, antes era la meta dije, pero no sé ahora, me estoy arrepintiendo. Retroceder es arrepentirse, respondió, ¿eso es lo que quieres? ¿Retroceder? Se ha convertido en una profesión, dije desesperado, lo que no quería, lo que nunca busqué. Si eso es retroceder, doy el primer paso.
Se repiten algunas pesadillas: embellecer las palabras es engañarse a sí mismo, pensé; la fantasía de una vida—imaginaria— que se obstina a la autocensura porque si no ¿qué tendría una mano que decirle a la otra? Nada.
Los lamentos que hoy te atan te liberarán, le dije tan solo para acabar la conversación. Ten paciencia, deshazte del trono, de lo afelpado y lo macizo. Esas emociones ya vividas se transforman en ciclos cuando el tiempo pasa y no se hace nada; si no haces nada nada cambia. ¿No te cansas de ejercer el mismo método con el mismo resultado siempre? Estoy acostumbrado, dije, sentimientos que no debería sentir y sientes, por eso da igual si se esconde con el mohín descarado con el que he convencido siempre a los hombres, o mujeres; en este campo magnético, donde occidente ha perpetuado la sonrisa ¿por qué importaría? Los hombrecillos no quieren algo bueno sino sentirse bien. Lo que no debería empatar y haya empatía; importancia de que nada importe; ósea, irreverencia porque existe el perdón —detesto esa palabra—, y te juro, mientras tomando sus hombres dije: Ya no quiero ser poeta.
Ni perdón ni olvido, gritaba el grafiti en la pared de un monumento anquilosado, no en el tiempo, en la psique, en la mente de un pueblo engañado por el tiempo; torturado, ciego que escoge de su propia mano el suicidio por el tiempo; porque si hay perdón hay olvido en el espacio, que es tiempo.
Nadie quiere ser recordado quiere ser reconocido. “Nadie quiere morir pero todos quieren ir al cielo”, dijo B, y solo me irritó más. ¿Todos quieren ir al cielo pero nadie quiere morir? Respondí, sin esconder la ira. Pareces “feminista” tan solo por meterse en líos de faldas y dramas irreconcilables, de eso que roban amigos, los amigos que si no fuera por ti jamás se hubieran formalizado.
Quiere el ronroneo, como canción puertorriqueña y el terciopelo de las sábanas con un tigre enorme que protege tus sueños; quiere la piel chinita de bostezar estando bajo la comodidad de las sabanas en días lluviosos y grises; quiere ser olvidado por vanidad porque ser recordado implica responsabilidad, y de eso mejor huir; con respeto, todo con respeto siempre y eso se obtiene con el paso del tiempo pero ¿por qué esperar? Hay que esperar y aguantar, esa es la clave, dicen los viejos que ya no tiene nada que perder, pero yo, que habito en las mocedades de la mente, no del cuerpo ¿por qué saltarse los pasos? Eso no es ambición, es interrumpir frecuencias que solo se les impide llegar a su destino.