Es difícil liberar a los necios de las cadenas que veneran.
—Voltaire
Años atrás tuve la suerte, cuando cursaba la maestría en artes, de hacerme amigo de Patricio, un chileno que llevaba ya muchos años viviendo aquí en Suecia. Él me explicó muchas cosas de la vida en este lugar, sus reglas sociales complejas y a veces incomprensibles. Estudiabamos fotografía y analizabamos el trabajo de un fotógrafo sueco que con el tiempo se volvió uno de mis favoritos: Lars Tunbjörk.
Cuando descubrí a Tunbjörk, me sorprendió que aquí nadie lo conocía. Emocionado por mi nuevo descubrimiento preguntaba y nadie daba razón, hasta que Patricio me hizo el favor de explicarme que nadie lo conocía porque su obra es crítica de la sociedad sueca. A los suecos no les gusta verse a si mismos, decía Patricio con vehemencia, hasta podría decir que con ira. Ahora creo entender a qué se refería.
El documental The Swedish Theory of Love se estrenaba sin mucha fanfarria en aquellos días veraniegos del 2015, mientras preparábamos la tesis y asistíamos a todo evento cultural que tuviéramos oportunidad. Me enteré de la película porque la fotografía del póster era una foto de Tunbjörk, una que venía en lo que para mi es su mejor libro: Vinter (Invierno), dónde Tunbjörk viajó por todo el país durante cuatro años para retratar la vida en el invierno sueco.
Un librazo, cruel, chistoso, tierno, oscuro y muy siniestro, justo cómo describiría la vida aquí.
Pero el documental, aunque tuvo un fuerte impacto en mi la primera vez que lo vi, no es comparable a cómo me ha hecho sentir después de volver a verlo ya viviendo aquí por algún tiempo, uno largo. No me sorprende que el documental no tuviera difusión, es despiadado con su crítica al sistema de bienestar, que es la base del sistema sueco y que ha forjado a la sociedad de este país por más de 50 años.
En los años sesenta, Suecia fue uno de los países que había comprendido mejor la modernidad y el significado del Estado moderno, desarrollando las ideas del estado de bienestar que consiguió darle a sus ciudadanos una alta expectación de vida, buenos salarios, una confianza plena en sus élites políticas —algo inimaginable para los países hispanohablantes— y todo esto de manera pacífica y democrática. Liderados por el carismático primer ministro Olof Palme —asesinado años después—, presentaron una serie de medidas que buscaban la independencia y autonomía de sus ciudadanos al cuestionar y romper con las antiguas y obsoletas estructuras familiares que arrastraban desde el cristianismo, sobre todo hacía el modelo de organización social basado en la familia.
Comenzaron a preguntarse ¿si una mujer depende económicamente de su marido, es libre? Si fuera un ser autónomo, es decir, económicamente independiente, no tendría ataduras y alcanzaría su libertad, siendo esta idea la que formularía la siguiente ecuación: dinero, libertad, economía, que sería la base para un ambicioso plan de modernización de su sociedad.
En 1972 el gobierno socialdemócrata sueco lanzó un manifiesto titulado La familia del futuro, cuyo objetivo final era liberar a todos los miembros de la familia del resto de sus miembros, es decir, liberar a la mujer del hombre, a los padres de sus hijos, a los hijos de sus padres, y así lograr relaciones familiares reales y no basadas en intereses económicos ni sociales.
Al ponerse de acuerdo en cómo se ejecutarían estos proyectos, se puso en marcha un ambicioso plan que buscaba crear las condiciones sociales y económicas que los convertirían en individuos independientes y libres, pues sólo teniendo dinero —según su razonamiento— se logra la libertad y la autonomía y así basar la idea de plenitud y felicidad en el individualismo, pues solo amándose se puede amar a los demás.
Hoy en Suecia más del 40% de la población vive sola, haciéndola, y por mucho, la tasa más alta en todo el mundo. Las nuevas generaciones crecieron con la idea de que por encima de todo uno debe ser autónomo y no depender de nadie, por consecuencia, cualquier forma de familia o cualquier cosa que no sea estar solo les hace sentir que están sometidos.
Pero la libertad no se obtiene estando solo y lo que propone está teoría rebaja las interacciones sociales a lo meramente comercial y esto no significa socializar ni ser sociable. Hacer lo que quieras en soledad sin que existan consecuencias tampoco es sinónimo de libertad ni autonomía, pues esta no se puede alcanzar sin tener en cuenta a la sociedad, para eso hay que vivir en comunión con otros seres humanos, pues si para ser libre hay que renunciar a la comunidad no serás libre sino simplemente un ser solitario. La libertad conlleva responsabilidades.
Esto ha traído como resultado problemas que no impactan o no se reflejan necesariamente en la economía del país, que es lo que más importa en el sistema sueco, pero sí en su calidad de vida, quizás no en lo material, sino la emocional.
Los suicidios en toda Escandinavia tienen tasas elevadas, ni que decir sobre la depresión, y como comentaba en una entrada anterior, el aburrimiento es un arma de doble filo, depende mucho de cómo lo sobrelleves y la personalidad de cada uno, pues el Estado puede encargarse de muchas cosas pero no de cómo te relacionas con los demás, ni en cómo empleas tu tiempo libre, el Estado solo puede proporcionar los espacios y los accesos, lo demás depende de ti.
Está idea de libertad me hace preguntarme algo que muy pocos cuestionan, es más, ni siquiera creo que lo noten ni lo crean real: ¿Son estos sistemas diseñados para el control de los ciudadanos? Si bien Suecia está muy lejana de ser considerada un país autoritario, sus ciudadanos no cuestionan a sus gobernantes, que han sido los artifices de su realidad, de su vida cómoda y bien organizada pero que los han alejado de la colectividad, alentándolos hacia una vida de y para el consumismo como alternativa para la satisfacción personal
Asocian el estado de bienestar con el éxito que han tenido por sus altos indices de calidad de vida, pero Assar Lindbeck, el reconocido economista sueco, crítico del estado de bienestar, afirmaba que estos éxitos no se debían precisamente por ese sistema, sino al modelo neoliberal y capitalista que supieron complementar con su base socialdemócrata.
El elevado nivel de confianza —aunque ha disminuido— hacia los gobernantes ha dado pie, desde mi perspectiva, a un sistema funcional y pragmático de control ciudadana, provocando que estos no sean capaces de mirar fuera de ellos mismos, haciéndolos egoístas y reticentes a renunciar a los privilegios y la comodidad que este sistema les ha proporcionado.
El documental cierra con una entrevista a Zygmunt Bauman, el filósofo polaco, uno de los más importantes del último siglo que investigó por años la idea de que la felicidad no se consigue a través del materialismo ni la autonomía. Bauman argumentaba que para tener una vida feliz es necesario superar problemas, lidiar con ellos, solucionar dificultades y retos; que al final de la independencia y la autonomía no está la felicidad; al final de la independencia solo hay vacío en la vida misma, una pérdida del sentido de esta y un aburrimiento inimaginable.
En mi experiencia puedo decir que llevo seis años viviendo en un edificio de cuatro pisos muy bonito. Cada piso tiene dos departamentos, yo vivo en el último y aunque escucho a mis vecinos de vez en cuando, podría decir que en todo este tiempo he conocido sólo a uno, al que vive enfrente de mi y solamente por azares del destino. Lo he visto seis veces, o sea, una vez al año y a los demás vecinos no creo poder reconocer a alguno si me los encontrara en el metro o en el supermercado, no es broma ni me da placer ni orgullo, es lo que es.
Les dejo este link de youtube donde es posible ver el documental completo y con subtítulos en español, espero les guste.
Si llegaste hasta aquí ¡gracias! Nos leemos en la próxima.
Muy bien artículo. Podés actuaizar el enlace del documental? Saludos.
Justo me recomendaron ese documental la semana pasada. Ahora lo veré con más ganas :)